miércoles, 9 de septiembre de 2009

PROBLEMAS ÉTICOS DE LA CLONACION HUMANA




Con la clonación humana se alimenta la idea de que algunos hombres pueden tener un dominio total sobre la existencia de los demás, hasta el punto de programar su identidad biológica -seleccionada sobre la base de criterios arbitrarios o puramente instrumentales-, la cual, aunque no agota la identidad personal del hombre, caracterizada por el espíritu, es parte constitutiva de la misma. Esta concepción selectiva del hombre tendrá entre otros efectos, un influjo negativo en la cultura, incluso fuera de la práctica -numéricamente reducida- de la clonación, puesto que favorecerá la convicción de que el valor del hombre y de la mujer no depende de su identidad personal, sino sólo de las cualidades biológicas que pueden apreciarse y, por tanto, ser seleccionadas.

 En el proceso de clonación se pervierten las relaciones fundamentales de la persona humana: la filiación, la consanguinidad, el parentesco y la paternidad o maternidad. Una mujer puede ser hermana gemela de su madre, carecer de padre biológico y ser hija de su abuelo.

Como en toda actividad artificial se “emula” e “imita” lo que acontece en la naturaleza, pero a costa de olvidar que el hombre no se reduce a su componente biológico, sobre todo cuando éste se limita a las modalidades reproductivas que han caracterizado sólo a los organismos más simples y menos evolucionados desde el punto de vista biológico.

 La clonación humana merece un juicio negativo también en relación a la dignidad de la persona clonada, que vendrá al mundo como “copia” (aunque sea sólo copia biológica) de otro ser.

En efecto, esta práctica propicia un íntimo malestar en el clonado, cuya identidad psíquica corre serio peligro por la presencia real o incluso sólo virtual de su “otro”. Tampoco es imaginable que pueda valer un pacto de silencio, dado que el clonado fue engendrado para que se asemejara a alguien que “valía la pena” clonar y, por tanto, recaerán sobre él atenciones y expectativas no menos nefastas, que constituirán un verdadero atentado contra su subjetividad personal.

 En efecto, limitar la prohibición de la clonación al hecho de impedir el nacimiento de un niño clonado permitiría de todos modos la clonación del embrión-feto, implicando así la experimentación sobre embriones y fetos, y exigiendo su supresión antes del nacimiento, lo cual manifiesta un proceso instrumental y cruel respecto al ser humano.

 El cuerpo humano es el elemento integrante y de la identidad personal de cada uno, y no es lícito usar a la mujer para que proporcione óvulos con los cuales realizar experimentos de clonación.

Es inmoral porque también el ser clonado es un “hombre”, aunque sea en estado embrional.

En contra de la clonación humana se pueden aducir, además todas las razones, orales que han llevado a la condena de la fecundación in vitro en cuanto tal o al rechazo radical de la fecundación in vitro destinada sólo a la experimentación.

El proyecto de la “clonación humana” es una terrible consecuencia a la que lleva una ciencia sin valores y es signo del profundo malestar de nuestra civilización, que busca en la ciencia, en la técnica y en la “calidad de vida” sucedáneos al sentido de la vida y a la salvación de la existencia.

La proclamación de la “muerte de Dios” con la vana esperanza de un “superhombre”, conlleva un resultado claro: la “muerte del hombre”. En efecto, no debe olvidarse que el hombre, negando su condición de criatura, más que exaltar su libertad, genera nuevas formas de esclavitud, nuevas discriminaciones, nuevos y profundos sufrimientos. La clonación puede llegar a ser la trágica parodia de la omnipotencia de Dios. El hombre, ha quien Dios ha confiado todo lo creado dándole libertad e inteligencia, no encuentra en su acción solamente los límites impuestos por la imposibilidad práctica, sino que él mismo, en su descreimiento entre el bien y el mal, del saber trazar sus propios confines. Una vez más, el hombre debe elegir: tiene que decidir entre transformar la tecnología en un instrumento de liberación o convertirse en su esclavo introduciendo nuevas formas de violencia y sufrimiento.


 Fuente: www.compendiodenfermeria.com


3 comentarios:

Grupo Esperanza dijo...

Concuerdo con la negatividad a la clonación, en primer lugar porque el humano no se compone sólo de células, sino que también posee su lado espiritual, el cual es responsable del 50% del producto humano.
El hombre muchas veces pierde su horizonte y trata de igualarse a Dios haciendo experimentos que sólo terminarán en fracasos, porque está científicamente comprobado que los clones fallecen a más temprana edad que su original, por eso me pregunto ¿Por qué mejor no utilizan esa inteligencia en pro de la sociedad?
Karla Arancibia A.

Grupo Esperanza dijo...

Laura Jira Torres:

Si bien la ciencia a logrado avances asombrosos e importantes considero que se ha desviado a extremos a los cuales nadie deberia llegar.. por ejemplo transgredir la naturaleza de esta manera seleccionando individuos y carcteristicas genéticas a gusto donde se olvida a la persona como tal ya que "se duplicaria" a alguien con el fin de sea identico a otro ser y por ende asumiendo que sera un reemplazo de alguien mas siendo que entra en conflicto todo el aspecto psiquico y espiritual. Asi que concuerdo con lo planteado en este articulo y es un tema que puede someter a una gran cantidad de puntos de vista y opiniones

Paulina Córdova T. dijo...

Creo que la clonacion es un tema que ha sobrepasado las manos del hombre y ha quitado gran importancia al ser único, cada ser tiene la oportunidad unica de realizar una vida y de terminarla, de hacerla importante en ese momento, no nos quitemos esa oportunidad, la clonacion es el camino mas facil para no equivocarse, pero es el camino donde el ser pierde mas autonomía y libertad.
Mientras el objetivo de la clonación sea curar enfermedades (celulas clonadas humanas, es factible tomar a la clonacion como algo util a la humanidad no asi si clonamos humanos, de todas formas es una arma de doble filo pero debemos tener el criterio para tomar las mejores decisiones, repetando siempre a la humanidad

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